lunes, 28 de noviembre de 2011

Telúrico

Solo se siente segura
en los brazos del Invisible.

En su morada,
transmuta y es libre,
entre las corrientes helicoidales
que fluyen al interior
de La Ceiba.

Solo con él
encuentra la fuerza,
para atravesar
el túnel de los cuatro rumbos.

-Déjame ir contigo.

En mi boca
llevo la piedra verde.

¿Acaso no tengo derecho
a beber de tu fuente?

No me niegues la paz,
de tu mar tranquilo,
quiero dormir
escuchando tu canto.



3 comentarios:

  1. Hola, vengo a a invitarla a mi blog

    es otra onda pero pos qué importa, entre nosotras hablamos.

    El poema suyo me gusta porque es melodioso.

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  2. Yo solo puedo aseverar: ¡jueputa! (lease imaginando el tono de voz y los ademanes de sobresalto con que lo proferimos Soren Vargas y este servidor cuando encontramos algo lúcido, novedoso y desbordante, generalmente producto de nuestras pláticas).

    ¡jueputa!...¡y más jueputa! El Insobornable y Terrible, el Eternamente Joven, disfruta de este texto. Lo sé, porque soy un hijo de su contradicción y puedo sentirlo.

    La imagen es muy elocuente, si se sabe de lo que estás hablando.

    Me encantó. Lo reitero,

    ¡jueputa!

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  3. Muchísimas gracias Daniel ^_^ un fuerte abrazo!

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