martes, 14 de julio de 2015

Tañidos




A Benedicto

Sus ojos se comían el azul,
mientras sus manos encendían las voces
de tres campanas,

escuchaba a todos,
era un niño y un viejo.

Su misión era buscar magia,
por eso no se detenía
leer y leer,
cayeron los últimos granos de arena.

Las palabras abrazan,
voces se levantan
en sinfonía.

Su esencia se mantiene,
aún escucho sus campanas.