El manuscrito está sobre la mesa,
entre la azucarera
y una taza de café,
luego buscaré entre sus restos
la verdad que me niegas.
Las hojas donde escribiste
impregnan la casa,
fragancia de eucalipto que repta,
busca a un enfermo
que no debe sanar.
Un ejército de hormigas
ya inicia la marcha.
En el espejo
puedo mirar los peces
que se asoman y desaparecen.
¿estás seguro que llegan vientos de
cambio?
Los perros ladran a las sombras,
me asomo
y entre palabras
trato de encontrarnos.