en este cuerpo,
que el frío
corta,
con la delicadeza
de una hoja,
que cuando sopla el viento
quiere ser ave.
Mientras con calma,
esperas
que el arrayán destile,
lleno de inflorescencias
las tazas.
Basta.
Quiero cambiarme el vestido,
y ser anfibio
que se oculta
en tus bromelias.
Si se te reseca la piel, ¿será por eso que se me reseca el alma?
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