El dragón ruge entre el lapislázuli,
su puerta ya no conduce a Marduk,
la diosa del amor y la belleza nos clava sus ojos pétreos.
Los leones se comen las margaritas
mientras el vidrio se revienta,
tus manos desaparecen en la niebla,
las partículas azules te cubren la espalda
y el beso no nace.
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