jueves, 10 de noviembre de 2011

Rictus


Estrechas gradas,
piedras centenarias.

Levanto la mirada
y te miro altivo,
buscando desgajar
el cielo.

Dos lunas menguantes,
frenan mi paso,

exiges tributo,
pero ya mis alforjas
están vacías.

Los que llamas
tus territorios,
también son los míos,

y los manjares
que devoras
en tu mesa,

los cosechan
mis manos.

Quieres apoderarte
de mi cuerpo.

Mientras voy
derrumbando
tus murallas.



3 comentarios:

  1. ¿De qué habla mi colega mujer?
    Me cuesta entender el mensaje del texto.
    ¿Qué lunas menguantes la atrapan? ¿Por qué menguantes?
    Las mujeres nunca tenemos alforjas vacías.
    La espero en mi blog de colega mujer.

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  2. Intimidad que aflora con palabras en absoluta función lírica.

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  3. Casandra gracias por tu visita, un abrazo.
    William será que el Hombre Pálido del Laberinto del Fauno es como Hades, éste se quiere comer a la niña por comer uvas y el otro se quiere dejar a Perséfore por comer semillas de granada. ^_^

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