domingo, 23 de noviembre de 2014

El no tiempo



-¡Basta!- me dices.
Te cansan
mis minutos
que se devoran las colas,
que se engullen
uno
tras otro.

No te das cuenta
que también es un reloj,
lo que se asoma
en la bolsa de tu abrigo.

Que no te asuste
caminar por la cuerda floja.

De este juego,
no saldremos vivos,
entonces

mueve sin miedo
el siguiente trebejo.

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