domingo, 23 de noviembre de 2014

Presencia




La alegre
ríe,
con su boca de humo,

orbitas vacías,

copiadas a infinito,
en los espejos de estas paredes,

donde trato
de encontrarte,

en ocasiones
confundirte
entre abrazos
y otras espirales.

La alegre
canta,

notas agudas
se agolpan en el aire,
y se quiebran.

Tu imagen
se fragmenta,
eres tú,
sigues siendo tú,
en muchos,
en ninguno.

La alegre
llora,

sus lágrimas
tiñen
mis sabanas.

De tu presencia
solo queda
un olor dulce
que se esconde
entre las cortinas.


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