ahora llevo vestido
de veinte caracolas.
Cruzas el umbral,
mudas de piel,
junto a los árboles
tu rugido quiebra la noche,
el sol nocturno
brilla en tus ojos.
Las mariposas
se congelan,
la niña de ojos oscuros
se las come,
mientras busca en su mano
un camino que fue borrado.
Por el puente de pedernal
bailo delicada
como nutria
bañada por las aguas
de tus ojos.