domingo, 4 de enero de 2015
La ciudad de los muertos
Te sientas a tomar café,
sujetas la jarra con ambas manos
no vaya a ser
que el temblor inminente de los nervios
la haga quebrarse contra el piso.
En la silla contigua
te espera tu viejo sombrero de pana.
-Necesito más ajenjo- dices.
Cada noche lo usas
para evitar que las sirenas
te claven sus garras
y dejen una delicada capa de plumas
que te asfixia.
Esas noches, gritas,
invocas mi nombre
y me buscas inútilmente entre las sábanas.
Te sientas a tomar café
y me miras.
-Has visto Biutiful?- preguntas,
mientras espantas la mariposa
que se posa en tu brazo.
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