Es posible que lo más doloroso
es que ya no sientas mi olor azul,
que ahora sea rojo,
y quede pegado a tu palar
sin que puedas tragarlo.
Que quizá
para ocultarme
usé otra piel
que ya no me abandona,
las piedras se quebraron
y mi imagen se diluye
así como desaparecen
las líneas de tus manos,
el río sigue
gritando la promesa
que se van comiendo
los caracoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario